Hace unos años atrás, encontré un artículo del 2007 de Jorge Jarpa Vrandecic, profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, el mismo que trata de definir un modelo de base para el emprendimiento en su país. Este artículo en su momento me llamó a la reflexión sobre la importancia de la formación y el desarrollo personal, que debemos inculcar en los emprendedores.
Este artículo se enfoca en la formación de carácter de las personas como requisito indispensable para el desarrollo de todo emprendimiento; el que define como “motor económico y competitivo, que genera riqueza en los grupos económicos, familiares y personales, mejora la innovación, provoca movilidad social, económica; disminuye el desempleo, aumenta la inversión, y por ende mejora el desarrollo y el crecimiento económico”.
Pero, no todos estamos capacitados para emprender, debido a que no todos recibimos la formación e información sobre el emprendimiento con la misma intensidad. Muchos empresarios aún con mentalidad de empleado, no están acostumbrados a desarrollar un rol nuevo, por falta de confianza en ellos mismos.
Entre los factores internos desfavorables, menciona:
- Falta de creatividad y de capacidad para tomar riesgos,
- Falta de profesionales formados y con buena actitud al emprendimiento,
- Baja tolerancia al fracaso y frustración,
- Poca experiencia en emprendimiento en la secundaria y/o la universidad,
- Familias no dispuestas asumir el riesgo de independizarse, o tener un buen empleo con condiciones laborales superiores al mercado; por ende; falta una cultura hacia el emprendimiento,
- Poca credibilidad hacia iniciativas incipientes que iniciaron en un garaje, y que alcanzaron el éxito.
E identifica también factores internos favorables:
- Afán de superación, y capacidad para asumir riesgos con prudencia,
- Capacidad de observación del mercado, y experiencia trabajando en empresas,
- Disposición para trabajar más horas de las exigidas, y ejemplo de padres emprendedores,
- Abundancia de jóvenes cada vez más ambiciosos, y tendencia al consumismo,
- Familias más comprensivas y participativas hacia el sacrificio,
- Temor a la pérdida de empleo
Todos estos factores provienen de la formación que les brindamos a los más jóvenes, desde el hogar, la escuela como también en la universidad y concluye que:
- Se fomentan los emprendimientos más que los emprendedores y evidencia déficit de rasgos favorables al emprendimiento entre jóvenes.
- Falta más promoción al emprendimiento de oportunidad y falta una cultura orientada al emprendimiento; además no existe una formación sistemática en la educación que desarrolle los rasgos personales del emprendedor.
- Los jóvenes no se sienten con la confianza al 100% para desarrollar sus emprendimientos y terminan buscando empleos en forma dependiente.
Aplicado a nuestro país, con mayores oportunidades en el emprendimiento, al menos respecto a años anteriores. Realmente ¿estamos formando más emprendedores exitosos a largo plazo?¿Cómo podemos mejorar las capacidades personales del emprendedor, que les permita aprender de sus errores, fracasos y levantarse otra vez?
La fuente original de este articulo lo pueden encontrar aquí:
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